Resumen: Nelly Richard – Feminismo, género y diferencia(s): Transgresión y escritura femenina

Resumen del capítulo 1, “¿Tiene sexo la escritura?”, del libro de Nelly Richard, Feminismo, género y diferencia(s). Excelente texto que a crítica distintas concepciones de lo que es considerado “escritura femenina”, tanto desde perspectiva hegemónica/patriarcal como desde un feminismo esencialista, para posteriormente desarrollar una teoría de una feminización de la escritura que no esté anclada en las categorías biológicas de sus autores, sino en la capacidad semiótica de transgresión, flujo y desestructuración de aquellos textos que buscan desafiar las normas sociales mediante lógicas distintas a las del universalismo masculino.

En la parte superior del mapa conceptual hay un conveniente esquema de dos pistas que describe el proceso de naturalización del género mediante su imposición cultural, y posteriormente su reproducción.

El segundo nodo del mapa conceptual presenta tres formas en las que Nelly Richard define al feminismo: feminismo como movimiento de mujeres, feminismo como teoría feminista, y feminismo como crítica feminista.

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Autocrítica cultural: la asunción de una identidad

Ensayo publicado en Revista Origami, originalmente ensayo final para el curso de Crítica Cultural de la profesora Patricia Espinoza, en el marco del diplomado en Estética, Feminismo y Crítica de la Facultad de Estética de la Universidad Católica, evaluado con nota máxima. Muchas gracias a Gabriela Alburquenque por la edición y por gestionar la publicación en Revista Origami.


La crítica cultural, siguiendo a Nelly Richard (2009), se trata de una reflexión acerca de lo social, que además integra los elementos simbólicos de la retórica y la narrativa. Mediante el examen de los regímenes de producción y de representación de los signos, la crítica cultural procura develar la complicidad existente entre el discurso, la ideología, la representación y la interpretación (Richard, 2009, p. 79). 

El estudio de un diplomado, aún más cuando se titula «Feminismo, estética y crítica», evidentemente corresponde a una situación donde prolifera la producción y representación de signos; no solamente por corresponder con un campo académico del conocimiento y el estudio de lo social, sino por las interacciones y afectos que circulan dentro y fuera de los espacios virtuales de aprendizaje. También se trata de un espacio donde se experimenta la cultura en múltiples aspectos: cultura en tanto el consumo y producción de piezas artísticas, literarias o intelectuales, cultura como proceso de interiorización en cierta escena o campo social, y cultura en tanto filiación entre individuos que reconocen o desarrollan experiencias, intereses y estilos de vida en común. 

Usualmente, las temáticas de las clases rondaron en torno a la teoría y la experiencia fe minista, principalmente en relación a la esfera del arte y la cultura, en un vaivén entre conceptos y el reconocimiento de éstos en la vida cotidiana de las alumnas. Dicho vaivén se explicitaba en los últimos minutos de las clases, los cuales solían volverse una catarsis de experiencias usuales entre mujeres, problematizadas a la luz del aprendizaje semanal. Esta dinámica entre conocimiento y experiencia, saber formal e informal, usualmente posibilitó la participación de todas las alumnas, tanto desde su bagaje teórico y práctico, como desde las más universales experiencias de opresión común y activismo que comparten aquellas que han vivido vidas dispares pero bajo un mismo manto patriarcal. De aproximadamente treinta alumnas, todas presumiblemente se identificaron como mujeres. Bueno… casi todas. 

Clase a clase, noté que cada interpelación entre compañeras y hacia las docentes abría sendas políticas. Cada palabra suscitaba mayores cuestionamientos: ¿quiénes son las sujetas del feminismo?, ¿son las alumnas un grupo homogéneo?, ¿son mujeres, acaso, las alumnas?, ¿quiénes son las mujeres?, ¿es necesario entrar en detalle al enunciar dicha palabra?, ¿a qué categorías sociales e identitarias se refiere cada una al hablar de “las mujeres”?, ¿qué categorías son omitidas?, ¿por qué se omiten, y por qué se destacan otras?, ¿qué pronombres se usan para hablar del colectivo? Me refiero a estas preguntas como si yo hubiera estado fuera de dicho grupo. Lo cierto es que estuve y no estuve a la vez. 

Las sendas políticas eran tantas que quedaban constantemente abiertas, como ramas esperando florecer en otros momentos de conversación. El aprendizaje era continuo, así como los lazos estrechados. Generalmente nos encontramos con más preguntas que respuestas. 

Pero con el pasar de las clases, los conocimientos se sincronizaban, y se desarrollaba la capacidad de identificar la complicidad entre el discurso y la ideología, mencionada por Nelly Richard, en infinitas facetas de la cultura y la sociedad. Más, en un registro quizás subrepticio, vagaban las complejidades de la representación y la interpretación. Representación: quiénes fuimos nosotras –el grupo tan ameno que se armó entre abril y diciembre– y cómo una amalgama de diferencias constituyeron colectividad. Interpretación: minucias que posibilitaron aprehender los cuadritos y voces metálicas que estaban detrás de la pantalla como sujetas complejas, parte o no de colectivos, grupos sociales, identidades y vertientes del feminismo sutilmente distintas. Interpretación… Treinta alumnas, excepto una. 

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Resumen: Sandra Lee Bartky – Fenomenología de la conciencia femenina

Mapa conceptual de las ideas principales del capítulo Towards a Phenomenology of Feminist Consciousness, del libro Femininity and Domination de Sandra Lee Bartky.

Bartky, Sandra Lee. (1990). Femininity and Domination. Studies in the Phenomenology of Oppression. (Thinking Gender). New York: Routledge.

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Apuntes y ensayos sobre estudios de género, sociología del cuerpo y teoría feminista por Bastián Olea Herrera, sociólogo, data scientist y magíster en sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile).

Apuntes: Nelly Richard – La crítica feminista como modelo de crítica cultural

Debate Feminista, vol. 40 (Octubre 2009), pp. 75-85.

Giro cultural de la nueva crítica feminista.

No como algo que desvía el combate de las mujeres hacia cuestiones (lenguaje y discurso) supuestamente alejadas de las urgencias de las transformaciones sociales y políticas sino, al revés, como una orientación vitalmente necesaria para incidir en las luchas por la significación que acompañan las transformaciones de la sociedad. 75

Análisis del discurso: su uso político desmonta la mujer como signo, volviendo a la crítica feminista en crítica cultural. 76

Definición de análisis del discurso: sustento de formulación de teorías antiesencialistas; examina el “cruce entre lenguaje, hegemonía, representación, cultura, valor y poder” (76).

Definición de discurso:

conjunto múltiple de prácticas significantes inscritas en materialidades diversas (no exclusivamente lingüísticas) y, también, el campo de realización simbólica, material y comunicativa de las ideologías en el que surgen los conflictos de interpretación que se libran en torno al uso social y político de los signos. 76

El análisis del discurso trae beneficios a la crítica feminista:

La crítica feminista se ha beneficiado, más que ninguna otra, del análisis del discurso porque este le ha permitido destejer las maniobras ocultas de los signos que, supuestamente neutros, fingen que la razón abstracta del pensamiento universal es una razón superior, ya que es imparcial y desinteresada. 76

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Apuntes y extractos: Rosi Braidotti – Por la senda del nomadismo

(resumen de la introducción del libro Sujetos nómades. Corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea, 2000, Paidós)

Nomadismo

condición existencial que, en mi caso, se traduce en un estilo de pensamiento. 26

figuración teorética conveniente para la subjetividad contemporánea. 26

Los sujetos nómades son capaces de liberar la actividad del pensamiento del yugo del dogmatismo falocéntrico y de devolverle su libertad, su vivacidad, su belleza. 36

Como bien lo señala Haraway: uno debe situarse en algún lugar para poder hacer enunciaciones de valor general. Por consiguiente, el nomadismo no es fluidez sin fronteras, sino que consiste más bien en una aguda conciencia de no fijación de límites. Es el intenso deseo de continuar irrumpiendo, transgrediendo. 77-78

Presencia simultánea de ejes de diferenciación que dan lugar a una subjetividad:

El nómade es mi propia figuración de una interpretación situada, posmoderna, culturalmente diferenciada del sujeto en general y del sujeto feminista en particular. Este sujeto puede también caracterizarse como posmoderno/industrial/colonial, según la posición en la que uno se halle. En la medida en que ejes de diferenciación tales como la clase, la raza, la etnia, el género, la edad y otros entren en intersección e interacción entre sí para constituir la subjetividad, la noción de nómade se refiere a la presencia simultánea de muchos de tales ejes. 30

Como una figuración de la subjetividad contemporánea, el nómade es pues una entidad posmetafísica, intensiva, múltiple, que se desenvuelve en una red de interconexiones. El/la nómade no puede reducirse a una forma lineal, teleológica, de subjetividad sino que más bien constituye el sitio de conexiones múltiples. Está corporizado/a, y por ello es cultural; como artefacto, es un componente tecnológico de lo humano y posthumano, es un complejo dotado de capacidades múltiples para la interconectividad en el modo impersonal. El/la nómade es un cyborg, pero que cuenta además con un inconsciente. Es lo “mucoso” o “divino” de Irigaray, pero dotado de perspectiva multicultural. Es abstracto/a y perfecta, operativamente real. 78

Ficción política que permite analizar categorías y niveles de experiencia:

El sujeto nómade es un mito, es decir, una ficción política que me permite analizar detalladamente las categorías establecidas y los niveles de experiencia y desplazarme por ellos: desdibujar las fronteras sin quemar los puentes. La elección de esta figuración lleva implícita la creencia en la potencia y la relevancia de la imaginación, de la construcción de mitos, como un modo de salir de la estasis política e intelectual de estos tiempos posmodernos. 30

Nomadismo entendido como un viaje figurativo (no físico) que busca apartarse de las convenciones establecidas, rechazando al establecerse en modos codificados de pensamiento y conducta:

el nomadismo en cuestión se refiere al tipo de conciencia crítica que se resiste a establecerse en los modos socialmente codificados de pensamiento y conducta. No todos los nómades son viajeros del mundo; algunos de los viajes más importantes pueden ocurrir sin que uno se aparte físicamente de su hábitat. Lo que define el estado nómade es la subversión de las convenciones establecidas, no el acto literal de viajar. 31

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Apuntes y extractos: Rosi Braidotti – La diferencia sexual como proyecto político nómade

(en Sujetos nómades. Corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea, 2000, Paidós)

Nómade: “nueva figuración de la subjetividad de un modo multidiferenciado no jerárquico.”

Origen europeo del concepto de diferencia

Papel de la diferencia en la historia europea, donde hay énfasis en la identidad común y la unificación del continente que deviene al concepto en noción divisoria y antagónica (165)

Diferencia articulada en regionalismos, localismos, relativismos. 166

Raíz del concepto de diferencia en el fascismo europeo, adoptado por modos jerárquicos y excluyentes de pensamiento.

Origen de la diferencia como negativo en relaciones de dominación europeas:

En la historia europea de la filosofía, la “diferencia” es un concepto central en la medida en que el pensamiento occidental siempre se desarrolló planteando oposiciones dualistas, que crearon subcategorías de alteridad o “diferente de”. Como en esta historia la “diferencia” se sustentó siempre en relaciones de dominación y exclusión, ser “diferente de” llegó a significar ser “menos que”, “valer menos que”. La diferencia fue colonizada por las relaciones de poder que, como señalaba oportunamente Simone de Beauvoir en El segundo sexo, la redujeron a un sinónimo de inferioridad. En consecuencia, la diferencia adquirió connotaciones esencialistas y letales; construyó categorías enteras de seres descartables, es decir, igualmente humanos pero levemente más mortales. 166

Los totalitarismos y fascismos redefinieron la diferencia en términos de determinismo biológico.

Diferencia desde el feminismo

Beauvoir

Análisis del esquema jerárquico de la dialéctica de la conciencia, adaptado desde Hegel; identificando la diferencia como noción central, proponiendo superar el esquema jerárquico de dicha noción, y finalmente uniéndola a la idea de alteridad desvalorizada. Cita a Poulain de la Barre sobre la trascendencia del dualismo de género. 168

Posmodernismo

Oposición al énfasis de Beauvoir en la racionalidad igualitaria. Planteamiento de la política de la diferencia. 168

Como lo expresa Marguerite Duras en el epígrafe de este capítulo, las mujeres que continúan midiéndose con la vara de los valores masculinos, las mujeres que sienten que deben corregir los errores masculinos, ciertamente han de malgastar mucho tiempo y energía. En la misma línea de pensamiento, en su polémico artículo titulado “¿Igual a quién?”, Luce Irigaray recomienda apartar el énfasis político de la crítica reactiva y trasladarlo a la afirmación de contravalores positivos. (168)

Modernidad

Alejamiento de su concepción como inferioridad: Nietzsche, Freud y Marx introducen la idea de que la subjetividad no se coincide con la conciencia: crisis de la modernidad:

El sujeto es excéntrico en relación con su yo consciente, a causa de la importancia de estructuras tales como el deseo inconsciente, el impacto de las circunstancias históricas y las condiciones sociales de producción. Al quedar hecha añicos la seguridad ontológica del sujeto cartesiano, se abre también un camino para analizar el vínculo que se estableció convencionalmente entre la subjetividad y la masculinidad. En este sentido, la crisis de la modernidad puede entenderse, así lo sostuve en mi Patterns of Dissonance, como la destrucción de las bases masculinistas de la subjetividad clásica. (169)

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Apuntes: Julieta Kirkwood – El feminismo como negación del autoritarismo

(1983)

Relación entre la política, lo feminista y lo popular.

Situaciones de historicidad donde aparecen los movimientos feministas o de mujeres en América Latina:

  • a) situación democrática formal que puede tener distintos momentos y signos;
  • b) situación revolucionaria y
  • c) situación de quiebre democrático y autoritarismo

Surgimiento y sentido del feminismo en Chile bajo el manto y el peso del decenio del Régimen Autoritario

Principios básicos que identifican al feminismo

  1. Principio de identidad
  2. Principio de oposición o definición de su adversario
  3. Principio totalizador o formulación de proyecto global alternativo (Alain Touraine)

Los movimientos sociales son “más lo que pretenden que lo que efectivamente son”; importan sus contenidos cualitativos que la cantidad de éstos o los grupos sociales que los conforman (2)

Compromiso con laategorización predefinida por la lógica de clases permite dar por sentada la relación feminista-popular (2)

Interpretación del feminismo chileno como “política” en un ámbito de vigencia autoritaria

1920-1973: proceso sociopolítico de constitución de una comunidad política que incorpora a los no incorporados vía “ciudadanía política” (sectores medios, campesinos, obreros, mujeres), y que se propone destruir la dominación oligárquica y el sistema político institucional junto a los valores culturales que lo legitiman. (3)

Este esquema es válido para el plano político formal, pero no así para el sistema de poder social (clase, cultura, sexo-género).

Enzo Faletto: un obrero que llegue a senador no tiene que ver con la relación obrero/patrón que sufre; una mujer representante política en el parlamento no garantiza cambios en los sistemas de relaciones familiares o de atribución de género.

Falta de desarrollo en los aspectos de conducta interpersonal:

Hay una democracia política desarrollada, pero la democracia social con todo su sistema de pautas de conducta interpersonales es bastante menos expresada y desarrollada. 4

Dictadura como respuesta al avance democrático en el sistema político:

El avance democrático en el sistema político significó una amenaza real a la hegemonía y a la praxis de los sectores políticos económicos dominantes, lo que se tradujo en el advenimiento del régimen dictatorial de extrema derecha

Las mujeres fueron más proclives al autoritarismo, superando esta ideología a su condición de clase:

No las únicas, pero si explícitamente las más, fueron las mujeres, desde su condición femenina y seguirán siendo, los grupos más proclives al autoritarismo y el conservatismo social. Este hecho bastó en ciertos momentos para explicar por qué las mujeres no asumieron la lucha política en su situación de clase. 4

El regimen explotó el “autoritarismo subyacente en la sociedad civil” (4), ¿pero de dónde surge en mujeres?

Quienes cuestionaban al sistema político eran de clase trabajadora y masculinos (45%) mientras que el de rechazo al cambio social era multiclase y femenino (70%) (5)

La razón del autoritarismo o conservadurismo femenino obedece a una razón de género, no a esencias femeninas naturales o biológicas. 5

El autoritarismo no proviene de la burguesía y de las castas militares, sino que de las clases medias y toda la sociedad. 5

La ideología del sector a favor del cambio social se constituye en el ámbito político público, pero es ajena al “contexto de las relaciones y conductas sociales, cotidianas, reales” (5-6); es decir, no se condice con la situación real vivida por las personas, menos aún por las mujeres. Por otro lado, la ideología tradicional o conservadora entregaba un modelo coherente a la situación real (jerárquica, disciplinaria) y a la vivencia de los roles femeninos al interior de la familia y a través de todas las clases sociales; es decir, “se corresponde con una práctica concreta rígida y cerrada al cambio” (6)

Touraine: imposibilidad de oponer un proyecto político total en contra del poder fáctico total debido a la desaparición de los actores sociales:

  • las víctimas no son mártires
  • las cacerolas no se traducen en voces
  • “presencia pública de un fascismo barato cuya base principal lo constituyen mujeres junto a los militares y los niños” (6)

Estos hechos se imbrican en el hacer política atribuido a las mujeres (7)

Desconexión de la izquierda con la mujer

Búsqueda de bases míticas: pobladores y mujeres (8). La izquierda siempre ha perdido a las mujeres en su disputa al tradicionalismo. Las mujeres “no entienden (…) el ofrecimiento político que les presenta la izquierda” (8).

  • La mujer se sabe “no trabajadora” por lo que no conecta con subvertir el orden del capital y el trabajo (9)
  • La mujer no se reconoce como “fuerza productiva”
  • La mujer que se reconoce como fuerza reproductiva reconoce que se trata de un problema no-principal
  • La mujer sabe que no puede “tomar el poder” como harían obreros y campesinos
  • A la mujer se le dice que es poseedora de otro poder (poder de la casa, afecto, reina/ángel/demonio del hogar)
  • Por estar instituida en lo privado, aborrece de lo público

De esta forma se explica la inserción reaccionaria o conservadora de las mujeres (9)

Lo “privado” es visto como un dominio efectivo, irreductible y confuso de la “afectividad”, la “cotidianidad” y la “individualidad”, y por lo tanto, algo que está fuera, “excluido de” lo político. 10

El dominio de lo privado presentaba una sensibilidad extrema a los predicamentos del orden conservador (10)

Oportunismo respecto a las mujeres en la política

El problema femenino se reduce a la mujer como insigne defensora de la familia, manteniéndose intocada o sacralizada la red interior disciplinaria que confirma la institución de la familia, ni el rol en la reproducción del orden social que se da en la socialización de los niños. 11

En el fondo, pareciera que es lo que está en disputa por izquierdas y derechas… es quien cautela mejor este núcleo de valores del orden patriarcal que es –en nuestra opinión– la familia (11)

La discusión por los obstáculos es en verdad formas de acarrear a las mujeres hacia sus respectivos proyectos, invocando simbolismos femeninos (mujer, levántate y lucha por los tuyos) 12

¿Qué no es hacer política de las mujeres?

Hacer política desde las mujeres no es simplemente incorporarlas desde la especificidad a política que ya está en marcha en conductas políticas predefinidas (12). No es cómo y cuánto se incorporan las mujeres a la política en la conducta electoral, partidos políticos u organizaciones vecinales (13)

¿Qué significa hacer política de las mujeres?

Es necesario preguntarse qué significa “a partir de la propia experiencia social y cultural, y a partir de la constatación de las propias carencias” (12). La cuestión es “apuntar a cuál es la dimensión política que le corresponde a la naturaleza de la “exacción” o “apropiación” o “alienación” de que la mujer en cuanto tal ha sido objeto en la sociedad humana” (13)

  • ¿Se expresa la alienación de género?
  • ¿Qué impide o perturba la reivindicación (toma de cinciencia) de la alienación de género?
  • ¿Cómo se perfila la alienación de género en distintos grupos y sectores?
  • ¿Cómo contribuye la alienación de género a la constitución de la sociedad capitalista?
  • ¿Cómo niega o reafirma la alienación de género a las ideologías clasistas? (13)

Apuntes y ensayos sobre estudios de género, sociología del cuerpo y teoría feminista por Bastián Olea Herrera, sociólogo y magíster en sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile).

Feminismo neoliberal y neoliberalización del feminismo

(Descargar ensayo en PDF)

De las múltiples ramas de feminismo que desbordan los libros, pancartas, asambleas y avenidas, una de ellas –si es que fuese posible de individualizar– parece diferir del resto, tanto en sus pretensiones como en su práctica cotidiana. El feminismo neoliberal escasamente se autodenomina a sí mismo como tal; sin embargo, su presencia es detectable mediante el análisis ideológico y discursivo de campañas publicitarias, programas políticos y libros de autoayuda y directorios de empresas; pero más aún, entre una amplia cantidad de mujeres que siente afinidad al feminismo, y que de hecho lo ha incorporado, sin demasiado roce, a su vida cotidiana dentro del sistema capitalista neoliberal moderno.

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Mapa conceptual: María Lugones – Hacia un feminismo descolonial

El siguiente es un resumen en forma de mapa conceptual del texto “Hacia un feminismo descolonial”, de María Lugones. La fuente es: La manzana de la discordia, Julio – Diciembre, Año 2011, Vol. 6, No. 2: 105-119, originalmente en Hypatia, vol 25, No. 4 (Otoño, 2010). Traducido por Gabriela Castellanos.

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Apuntes y ensayos sobre estudios de género, sociología del cuerpo y teoría feminista por Bastián Olea Herrera, licenciado y magíster en sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile). bastimapache

Extractos: bell hooks – Teoría feminista: de los márgenes al centro

Definición de lucha y movimiento feminista:

La lucha feminista tiene lugar en cualquier momento o lugar en el que es una mujer o un varón se resiste contra el sexismo, la explotación sexista y la opresión. El movimiento feminista ocurre cuando grupos de personas se juntan según una estrategia organizada para actuar con el fin de eliminar el patriarcado. 16

Teoría del punto de vista:

Viviendo así, en el borde, desarrollamos una manera especial de ver la realidad. La veíamos a la vez desde afuera y desde dentro. Centramos nuestra atención en el centro tanto como en los márgenes. Entendíamos ambos. Éste modo de mirar en recordaba la existencia de todo el universo, de un cuerpo principal compuesto tanto de margen como de centro. 23

Movimiento de masas:

El feminismo debe convertirse en un movimiento político de masas si quiere tener un impacto revolucionario, transformador, sobre la sociedad. 25

Implicancias de la clase:

La clase es mucho más que la definición de Marx, es mucho más que tu relación con los medios de produc- ción. La clase implica tu conducta, tus premisas bási- cas ante la vida. Tu experiencia (determinada por tu clase) valida estas premisas: cómo se te ha enseñado a comportarte, qué esperas de ti y de los demás, tu concepto de un futuro, cómo entiendes y resuelves los problemas, cómo piensas, actúas, sientes. Estos pa- trones de comportamiento son lo que las mujeres de clase media se resisten a reconocer, aunque podrían estar perfectamente dispuestas a aceptar las clases en los términos marxistas, un astuto truco que les ayuda a sortear la obligación de lidiar realmente con el comportamiento de clase y de modificar ese comportamiento ellas mismas. Estos patrones de comportamiento son los que deben reconocerse, entenderse y cambiarse. (Rita Mae Brown) 31

Crítica a la suposición de sororidad meramente por género:

Aunque es evidente que muchas mujeres sufren la tiranía sexista, no hay muchas señales de que eso forje un «vínculo común entre todas las mujeres». Hay, en cambio, muchas pruebas que respaldan la realidad de que la identidad de raza y de clase crea diferencias en la calidad de vida, en el estatus social y el estilo de vida que se anteponen a las experiencias comunes compartidas de las mujeres: se trata de diferencias que pocas veces se trascienden. 32

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