Apuntes: Nelly Richard – La crítica feminista como modelo de crítica cultural

Debate Feminista, vol. 40 (Octubre 2009), pp. 75-85.

Giro cultural de la nueva crítica feminista.

No como algo que desvía el combate de las mujeres hacia cuestiones (lenguaje y discurso) supuestamente alejadas de las urgencias de las transformaciones sociales y políticas sino, al revés, como una orientación vitalmente necesaria para incidir en las luchas por la significación que acompañan las transformaciones de la sociedad. 75

Análisis del discurso: su uso político desmonta la mujer como signo, volviendo a la crítica feminista en crítica cultural. 76

Definición de análisis del discurso: sustento de formulación de teorías antiesencialistas; examina el “cruce entre lenguaje, hegemonía, representación, cultura, valor y poder” (76).

Definición de discurso:

conjunto múltiple de prácticas significantes inscritas en materialidades diversas (no exclusivamente lingüísticas) y, también, el campo de realización simbólica, material y comunicativa de las ideologías en el que surgen los conflictos de interpretación que se libran en torno al uso social y político de los signos. 76

El análisis del discurso trae beneficios a la crítica feminista:

La crítica feminista se ha beneficiado, más que ninguna otra, del análisis del discurso porque este le ha permitido destejer las maniobras ocultas de los signos que, supuestamente neutros, fingen que la razón abstracta del pensamiento universal es una razón superior, ya que es imparcial y desinteresada. 76

Giuliani Colaizzi:

el feminismo es teoría del discurso, y hacer feminismo es hacer teoría del discurso, porque es una toma de conciencia del carácter discursivo, es decir, histórico-político, de lo que llamamos “realidad”, de su carácter de construcción y producto y, al mismo tiempo, un intento consciente de participar en el juego político y en el debate epistemológico para determinar una transformación en las estructuras sociales y culturales de la sociedad (Colaizzi 1992: 105).

El feminismo es incurrir en análisis del discurso

Necesidad teórica de desnaturalizar el cuerpo

Todo cuerpo es un cuerpo ya significado:

El feminismo teórico ha sabido rebatir esta naturalización del cuerpo al demostrar que todo cuerpo original es un cuerpo ya significado por la diferencia sexual en el acto mismo de tener que corresponderse, realistamente, con las definiciones y las clasificaciones que ordena el dualismo de género. 76

Desnaturalización

La crítica cultural se asocia al feminismo en tanto constituye una de sus estrategias necesarias para desnaturalizar la construcción cultural del género: la forma en que concebimos al género y las relaciones de género depende de un sistema de representaciones (prácticas y formas culturales); es decir, construcciones discursivas que la cultura inscribe en los cuerpos, figurando lo masculino y femenino como ideas naturales y ahistóricas. Por lo tanto, se requiere desmontar los discursos que crean una metafísica de una identidad originaria que naturaliza al signo “mujer”, dado que ésta es una de las estrategias en las que opera el sistema de representaciones.

El modo en que cada sujeto concibe y practica las relaciones de género está mediado por todo un sistema de representaciones que articula la subjetividad a través de prácticas sociales y formas culturales. Los signos “hombre” y “mujer” son construcciones discursivas que el lenguaje de la cultura proyecta e inscribe en el escenario de los cuerpos, disfrazando sus montajes de signos tras la falsa apariencia de que lo masculino y lo femenino son verdades naturales, ahistóricas. Nada más prioritario, entonces, para la conciencia feminista que rebatir la metafísica de una identidad originaria que ata el signo “mujer” a la trampa naturalista de las esencias y las sustancias. Y para cumplir dicha tarea, la crítica feminista debe aprender a desmontar las estratagemas del discurso, asumiendo que lo discursivo-representacional es el medio a través del cual se formula la ideología sexual que busca confundir naturaleza y significación en la categoría supuestamente invariable de lo femenino. 77

Transdisciplina

La crítica feminista y la crítica cultural se relacionan en el énfasis en la transdisciplina

la crítica feminista transgrede, dentro de la academia, los recortes de los campos de estudio con los que las disciplinas buscan circunscribir sus objetos al manejo especializado de un saber bajo resguardo academicista. Pero, además, la crítica feminista se aventura a trabajar, fuera de la academia, las relaciones entre la universidad y otras zonas de cultura y poder (movimientos sociales, demandas ciudadanas, luchas democráticas, grupos subalternos, etc.), estimulando prácticas críticas que combinan las construcciones de objetos con las formaciones de sujetos. 78

Nuevas formas de expresar conocimientos que no se ciñen a la legitimación académica:

Tal como lo sugiere Ana Amado a propósito de Donna Haraway, son cada vez más las feministas que despliegan sus teorías “como una ficción apasionada, sin reconocer fronteras entre la reflexión especulativa, la estética y la política” (Amado 2000: 235), recurriendo para ello a figuraciones del pensamiento, a “conceptos-metáforas” que se mueven en sutil rebeldía contra las guías investigativas de las demostraciones-de-saber que controlan el registro científico-social de los datos numerables y verificables. 79

Definición de crítica feminista según Rosi Braidotti:

verificables. La crítica feminista busca, en palabras de Rosi Braidotti, “manejar fluidamente una variedad de estilos y ángulos disciplinarios, y en muchos dialectos, jergas y lenguas diferentes” (Braidotti 2000: 78) con el fin de que su “política de resistencia periférica a las formaciones hegemónicas” (Ibid: 48) del conocimiento vaya acompañado de nuevas formas de decir —inventivas, riesgosas en tanto sinuosas en su gusto por las torsiones de lenguajes, estilos y voces— para desajustar con ellas los parámetros de comunicabilidad dominante del conocimiento garantizado. 79


Crítica feminista

La crítica feminista es crítica cultural:

  • crítica de la cultura
    • examen de regímenes de producción y representación de signos que definen la complicidad entre discurso, ideología, representación e interpretación (79)
  • crítica de la sociedad realizada desde la cultura
    • reflexión de lo social
    • incorporación a la reflexión de lo social de la simbolicidad de lo retórico y lo narrativo

La crítica feminista como crítica cultural debe salirse de la consigna de las identidades y las diferencias pensadas como categorías ya fijadas por un orden binario de afirmación y negación —”sí” o “no”— que no admite las interrogaciones y vacilaciones del “quizás”, del “tal vez”, etc. La crítica feminista como crítica cultural debe usar las asimetrías y los descalces de la perspectiva de género para sacudir los códigos de estructuración del sentido y de la identidad, subrayando las fisuras e intervalos que contradicen la noción —hegemónica— de una representación total de los nombres y los cuerpos que los llama a coincidir lisa y llanamente consigo mismos. 81


Historia de la crítica feminista

  • Crítica feminista de los años setenta: compensar el lugar desfavorecido que se asignaba a lo femenino mediante una simetría invertida y binaria que busca darle prioridad a lo femenino.
  • Crítica feminista de los años ochenta: crítica deconstructiva que cuestiona la esencialización del femenino-en-sí, al dualismo de género y a la naturalización del cuerpo y experiencias femeninas. Sospecha de la idea de yo-mujer como totalidad unificada y estable e idéntica-a-sí-misma.

Feminismo postestructuralista

El feminismo postestructuralista postula, más bien, que el yo se deshace y se rehace mediante cambiantes posiciones-de-sujeto que construyen sus marcas relaciónales, contingentes y transitivas, en la intersección de contextos entre fuerzas heterogéneas y significados disímiles. Al igual que la arena de los signos teorizada por Bajtín, todas las identidades son multiacentuadas, en tanto son recorridas por una variedad de intereses y conflictos que exceden la línea principal de la oposición sexual masculino-femenino. Al distanciarse del contenidismo de la identidad y /o de la diferencia que se basaba en un núcleo preexistente de propiedades sustanciales de “la mujer” o “las mujeres”, el feminismo posmetafísico deja de centrarse en la particularidad de cada asignación de género (masculino-femenino) para desplazarse hacia la generalidad de las marcas de identificación-diferenciación del valor sexual que se reparten socialmente en múltiples cadenas de fabricación del sentido. Este es el momento teórico en el que, dentro del feminismo, “la diferencia se redefine, no como masculino versus femenino, no como biológicamente constituida, sino como una multiplicidad, ambigüedad y heterogeneidad” que, “en lugar de simplemente mostrar, como en aproximaciones más tradicionales, los temas y las representaciones de la opresión de la mujer”, convierte al sujeto “en la sede del desafío y la otredad” (Jacobus 1999) de lo que lo desconfigura interna y externamente. 82


Etapas del feminismo teórico

  1. Identidad de las mujeres: ”conjunto de propiedades cerrado sobre el núcleo homogéneo de una feminidad esencial” (83)
  2. Diferencia: “diferencia (lo femenino como reverso asimétrico de lo masculino-patriarcal que busca reivindicarse, separatistamente, con base en un sistema de referencia” (83)
  3. Diferencias: “desde la diferencia absolutizada como femenina, a las diferencias que se multiplican en cada mujer y entre las mujeres” (83)
  4. Plural multidiferenciado: “Hoy la teoría feminista abarca el plural multidiferenciado del conjunto de identidades y diferencias que traspasan la simple oposición sexual al interconectar distintas coordenadas de poder, hegemonía, cultura y resistencia” (83)

El género pasa a ser desde una propiedad a ser una fuerza que impulsa otros territorios subjetivos:

Este acento en la multidiferenciación del sujeto y de las prácticas de identidad le permite a la teoría feminista usar el género no para reafirmar una “propiedad” de la diferencia sexual, sino como una fuerza que impulsa cada territorio subjetivo a moverse creativamente entre centralidad y márgenes, entre unidad y fragmentación, entre autonomía y heteronomía, etc. 83

Sin el referente pleno de identidades y diferencias enteras, el feminismo debe subrayar los cortes, las fisuras, las escisiones y las dislocaciones que, en todo proceso configurativo de la subjetividad, se resisten a las identificaciones completas y suturadas. Al des-naturalizar la relación entre cuerpo, experiencia, sujeto, representación, verdad y significado, la crítica cultural feminista lucha contra la programaticidad de las designaciones y asignaciones fijas con las que el sociologismo del género buscaba dominar la reflexión sobre opresión sexual, mujer y cambios sociales. 83


Apuntes y ensayos sobre estudios de género, sociología del cuerpo y teoría feminista por Bastián Olea Herrera, sociólogo y magíster en sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile).