Extractos y notas: Julia Kristeva – Stabat Mater

La maternidad es la función del otro sexo.

No se puede decir lo que es una mujer, pero quizás sí lo que es una madre:

¿Qué es lo que, en esta figura maternal que, única en su sexo, rechaza ambos sexos, ha podido atraer tanto los deseos de identificación de las mujeres como las intervenciones precisas de los que se encargan de vigilar el orden simbólico y social?

Sacralización de la relación con la madre:

vivimos en una civilización en la que la representación consagrada (religiosa o laica) de la femineidad es absorbida por la maternidad. Sin embargo, si se mira con atención, esta maternidad es la fantasía que alimenta el adulto, hombre o mujer, de un continente perdido: además, se trata menos de una madre arcaica idealizada que de una idealización de la relación que nos une a ella, ilocalizable, de una idealización del narcisismo primario. 209

Una parte del feminismo niega o rechaza la maternidad al considerarla como la imagen y sus abusos de este concepto idealizado

El cristianismo es la construcción simbólica más refinada que restringe la feminidad a lo maternal. 209

Esta reabsorción de la femineidad en lo Maternal, reabsorción propia de numerosas civilizaciones, pero que el cristianismo lleva, a su modo, al apogeo ¿será simplemente la apropiación masculina de lo Maternal, que, según la hipótesis adoptada por nosotros, no es más que una fantasía que oculta el narcisismo primario? ¿O bien podríamos ver en ella, además, el mecanismo de la enigmática sublimación? 210

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La práctica de la dieta y su referencia al pecado de la gordura

Ensayo final para el curso de Sociología del Cuerpo, impartido en el magíster en Sociología (2018) de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora: Claudia Giacoman.


Breve historia de la gordura

A través de la historia, no existen valores o actitudes consistentes que puedan dar lugar a un ideal corporal universal (Etcoff, 2011). La aversión y celebración de la gordura ha fluctuado a través de las épocas y grupos sociales (Klein, 2001, p. 28; Rice, 2007, p. 162). La existencia de las famosas Venus paleolíticas evidencian la diversidad de corporalidades representadas en el arte primitivo, muchas de ellas destacando cuerpos gordos. En el arte greco-romano, los cuerpos femeninos deseables enfatizaban cuerpos voluptuosos (Bradley, 2011).

Se teoriza que, en las sociedades agrarias y preindustriales del pasado, la gordura habría simbolizado salud y riqueza (Sobal, 1995, 2004). Estudios etnográficos indican que la preferencia por la corpulencia o los cuerpos gordos se encuentra presente en un 80% de las sociedades humanas de las que se contiene información etnográfica hasta la fecha (Anderson, Crawford, Nadeau, & Lindberg, 1992; Brown & Sweeney, 2009). Entre los siglos XV y XVII, la gordura fue considerada una corporalidad estéticamente deseable (Freedman, 1986, citado en Rothblum, 1990). En esta época, pintores como Tiziano, Tintoretto y el famoso Rubens pintaron mujeres de cuerpos corpulentos, con sus vientres y pliegues bien marcados. Hacia el siglo XVIII, la delgadez empieza a ser asociada a figuras intelectuales y artísticas de las clases altas, en parte influenciada por los brotes de tuberculosis en dichos grupos (Fraser, 2009, p. 12).

Con el advenimiento de la revolución industrial, la delgadez pasó a ser asociada con la pertenencia a grupos sociales de alto estatus (Sobal, 1995, citado en Gard & Wright, 2005, p. 178). A finales del siglo XVIII, la gordura es entendida como un fracaso de la mente, en lugar de un asunto netamente corporal (Gilman, 2010, p. 59). Sin embargo, hasta finales del siglo XIX, las sociedades occidentales aún valoraban niveles moderados de gordura (Brumberg, 1988 y Stearns, 2002, citados en Sobal, 2004). Con la segunda mitad del siglo XIX aparecen las primeras dietas “científicas”, que empiezan a tratar la obesidad como un asunto de salud en lugar de uno moral. Continua leyendo “La práctica de la dieta y su referencia al pecado de la gordura”

Violencia en América Latina: dos aproximaciones

En la región latinoamericana, la violencia derivada de las pandillas y el crimen organizado es estudiado como un fenómeno socialmente relevante sólo desde hace algunas décadas (Bailey, 2009, p. 22). Las pandillas han surgido debido a las condiciones de pobreza, desempleo, y debilidad de las instituciones educativas (Brenneman, 2014, p. 7), principalmente en Centroamérica. Latinoamérica, una región caracterizada por la estratificación de un sistema que marginaliza y aísla económica, social y políticamente a grandes sectores de su población (Ibíd, p. 14), resulta el espacio propicio para que amplios sectores juveniles busquen salidas a dichas falencias por vías de identificación radical y organizaciones de corte “antisocial” o ilícito. En este sentido, las pandillas surgen como agrupaciones identitarias que ofrecen un sentido colectivo y de reconocimiento a sujetos que viven vulnerabilidad y probreza multidimensional, con el objetivo de contrarrestar la alienación y vergüenza que experimentan debido a su posición social inferiorizada (Ídem.) Continua leyendo “Violencia en América Latina: dos aproximaciones”

La corporalidad femenina a través de la historia y el arte

El presente artículo corresponde a una visión breve y utilitaria de la representación corporal femenina en la antigüedad y en ciertos periodos (s. XVI – XIX) del arte europeo. Es un subcapítulo de mi tesis de grado que debió ser excluido en virtud de su extensión y baja relevancia ante el tema principal. La tesis en cuestión es en realidad un paper, que se tituló “La estigmatización de la gordura femenina. Reproducción simbólico-cultural del estatus social de la delgadez mediante la representación mediática de la corporalidad”, y espero subirla a este sitio tan pronto como sea publicada en el libro “Los cuerpos del género. Políticas y mercados del sexo en Chile”. 


Rubens Las Tres Gracias (1639)
Las Tres Gracias (1639), de Rubens

Son diversos los autores que aseguran una tendencia dramática a la disminución en el tamaño corporal de las representaciones mediáticas de la figura femenina ideal (Swami et al., 2010, p. 311). En 1980, Garner y Garfinkel et al. realizaron un estudio empírico sobre los cambios históricos que ha visto la representación del cuerpo femenino en Estados Unidos, usando las medidas corporales de las modelos de Playboy y de participantes del concurso Miss America, junto a la cuantificación de artículos referidos a dietas en seis revistas populares de mujeres. Concluyen la existencia de una tendencia cultural definida hacia un ideal corporal ligado a la delgadez femenina en las últimas dos décadas (Garner, Garfinkel, Schwartz, & Thompson, 1980, p. 489). Mientras la representación de mujeres normativamente bellas se dirige hacia la delgadez extrema, el resto de las mujeres se exponen a “modelos” inalcanzables, de una delgadez imposible: sólo el 5% de las mujeres poseen el tipo de cuerpo requerido para ser una modelo (Irving, 2001). Las modelos de Playboy pesan consistentemente menos cada año, mientras que el peso promedio de las mujeres del mismo país va en alza (Harrison & Cantor, 1997, p. 42).

La belleza femenina en la actualidad podría ser considerada sinónimo de delgadez. Es difícil concebir que una mujer considerada socialmente bella pueda romper con esta normatividad, y quienes lo hacen sufren la sanción de la sociedad por su atrevimiento. Pero, históricamente, lo que ha sido considerado bello no se ha mantenido invariable. La existencia de diferentes formas de representación del cuerpo durante la historia humana pueden ser un manifiesto de la plétora de interpretaciones estéticas que pueden darse sobre la fisionomía de nuestra especie, indicando que los cánones de belleza son socialmente construidos, y como tales podrían ser alterados en pos de una mayor diversidad de cuerpos y en contra de expectativas de belleza represivas.

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