Fuente: Calibán y la bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, 2010, Buenos Aires: Tinta Limón ediciones.
Disciplinamiento del cuerpo
(Foucault) transformación de las potencias del individuo en fuerza de trabajo. Condición para el desarrollo capitalista. (201)
Siglo XVII: conflicto entre la Razón y las Pasiones del Cuerpo; dentro de la persona se da una batalla entre elementos opuestos: fuerzas de la razón (parsimonia, la prudencia, el sentido de la responsabilidad, el autocontrol); bajos instintos del cuerpo (lascivia, el ocio, la disipación sistemática de las energías vitales que cada uno posee) (203)
Lutero: evitar que la sabiduría de la carne corrompa los poderes de la mente. “La persona se convierte en un terreno de la lucha de todos contra todos”. (203)
Batalla contra el cuerpo entablada por la burguesía para formar un nuevo tipo de individuo. (204)
Cuerpo reformado para que la adquisición sea el objetivo de la vida:
De acuerdo con Max Weber, la reforma del cuerpo está en el corazón de la ética burguesa porque el capitalismo hace de la adquisición “el objetivo final de la vida”, en lugar de tratarla como medio para satisfacer nuestras necesidades; por lo tanto, necesita que perdamos el derecho a cualquier forma espontánea de disfrutar de la vida (Weber, 1958: 53). (204)
Marx concuerda:
Al transformar el trabajo en una mercancía, el capitalismo hace que los trabajadores subordinen su actividad a un orden externo sobre el que no tienen control y con el cual no se pueden identificar. De este modo, el proceso de trabajo se convierte en un espacio de extrañamiento: el trabajador “sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo” (Marx, 1961: 72). (204)
El trabajador también se vuelve en dueño de su propia fuerza de trabajo, produciendo un sentido de disociación respecto al cuerpo. (205)
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