Extractos y notas: Judith Butler – Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista

Texto en Debate Feminista, vol. 18, Octubre de 1998, pp. 296-314.

Fenomenología

la teoría fenomenológica de los “actos”, adoptada por Edmund Husserl, Maurice Merleau-Ponty y George Herbert Mead, entre otros, intenta explicar la manera mundana en que los agentes sociales constituyen la realidad social por medio del lenguaje, del gesto y de todo tipo de signos sociales simbólicos. Si bien la fenomenología a veces parece asumir la existencia de unagente electivo y constituyente antepuesto al lenguaje (definido como la única fuente de sus actos constituyentes), también hay un uso más radical de la doctrina de la constitución que toma el agente social como objeto, antes que sujeto, de los actos constitutivos .

Qué es y cómo se hace el género

El género es lo que uno asume, invariablemente, bajo coacción, a diario e incesantemente, con ansiedad y placer… 314

“La mujer no nace, se hace” (Beauvoir): reinterpretación de los actos constitutivos:

Qué no es el género: El género no es una identidad estable, no es una identidad sustancial, ni una identidad de una pieza.

Qué es el género: El género es una identidad débilmente constituida en el tiempo, una identidad construida.

Cómo se hace el género: El género se constituye mediante repetición estilizada de actos, gestos corporales, movimientos y normas. Se trata de actos internamente discontinuos y con una relación arbitraria entre sí.

Qué resulta del género: El es una identidad débil, social y temporal que proyecta la ilusión de un yo generizado permanente y de una apariencia de sustancia.

En este sentido, el género no es, de ninguna manera, una identidad estable; tampoco es el locus operativo de donde procederían los diferentes actos ; más bien, es una identidad débilmente constituida en el tiempo: una identidad instituida por una repetición estilizada de actos. Más aún, el género, al ser instituido por la estilización del cuerpo, debe ser entendido como la manera mundana en que los gestos corporales, los movimientos y las normas de todo tipo, constituyen la ilusión de un yo generizado permanente. Esta formulación desplaza el concepto de género más allá del terreno de un modelo sustancial de identidad, hacia uno que requiere una conceptualización de temporalidad social constituida. Significativamente, el género es instituido por actos internamente discontinuos, la apariencia de sustancia es entonces precisamente eso, una identidad construida, un resultado performativo llevado a cabo que la audiencia social mundana, incluyendo los propios actores, ha venido a creer y a actuar como creencia. Y si el cimiento de la identidad de género es la repetición estilizada de actos en el tiempo, y no una identidad aparentemente de una sola pieza, entonces, en la relación arbitraria entre esos actos, en las diferentes maneras posibles de repetición, en la ruptura o la repetición subversiva de este estilo, se hallarán posibilidades de transformar el género. 297

Actos constitutivos:

actos que, además de constituir la identidad del actor, la constituyen en ilusión irresistible, en el objeto de una creencia. 297

Sexo/Género: enfoques feminista y fenomenológico

Distinción entre sexo y género:

Al distinguir entre sexo y género, las teóricas feministas han cuestionado las explicaciones causales que asumen que el sexo dicte o imponga ciertos significados sociales a la experiencia de las mujeres. 298

Asimismo, la fenomenología distingue entre la causalidades biológicas y fisiológicas de la existencia corporal y los significados que asume este cuerpo en la experiencia vivida(298)

La mujer se hace

Merleau-Ponty: el cuerpo es una idea histórica. Beauvoir cita esta declaración al decir que “la mujer, y por extensión, cualquier género, es una situación histórica antes que un hecho natural”. 298

Significados culturales en el cuerpo: Merleau-Ponty y Beauvoir definen el cuerpo:

Tanto para De Beauvoir como para Merleau-Ponty, el cuerpo se entiende como el proceso activo de encarnación de ciertas posibilidades culturales e históricas, un proceso complejo de apropiación que toda teoría fenomenológica de la encarnación debe describir. 298

El cuerpo y su expresión desde la fenomenología de Merleau-Ponty:

Merleau-Ponty sostiene que el cuerpo no solamente es una idea histórica, sino también un conjunto de posibilidades continuamente realizables. Al definir el cuerpo como idea histórica, Merleau-Ponty quiere decir que es por medio de una expresión concreta e histórica hecha efectiva en el mundo como este cuerpo cobra significado. Que el cuerpo sea un conjunto de posibilidades significa : a) que su aparición en el mundo, para la percepción, no está determinada por ninguna suerte de esencia interior, y b) que su expresión concreta en el mundo se debe entender como el poner de manifiesto y el volver específico un conjunto de posibilidades históricas. De modo que hay una práctica que es comprendida como los procesos que vuelven tales posibilidades determinaciones. Esas posibilidades, a su vez, son necesariamente constreñidas por las convenciones históricas vigentes . El cuerpo no es pues una identidad en sí o una materialidad meramente fáctica: el cuerpo es una materialidad que, al menos, lleva significado, y lo lleva de modo fundamentalmente dramático. Por dramático sólo quiero decir que el cuerpo no es mera materia, sino una continua e incesante materialización de posibilidades. 299

El cuerpo es una materialidad que dramatiza (materializa posibilidades) significados. Es una expresión concreta, un conjunto de posibilidades (es decir, no se determina por una esencia interior), cuya materialización es continua. La expresión del cuerpo es la manifestación de posibilidades históricas (existe una práctica que comprende procesos en los que se realizan las posibilidades), las cuales se constriñen por convenciones vigentes.

Ergo, el cuerpo se hace:

No se es simplemente un cuerpo sino que, en un sentido absolutamente clave, el propio cuerpo es un cuerpo que se hace y, por supuesto, cada cual hace su cuerpo de manera diversa a la de sus contemporáneos y también, a la de sus antecesores y sucesores corporeizados. 299

Pero no se trata de una agencia que controle al cuerpo (como en el dualismo cartesiano):

Sin embargo, es claramente una desafortunada gramática el decir que hay un “nosotros” o un “yo” que hace su cuerpo, como si una práctica descorporeizada precediera y gobernara un exterior corporeizado. Sugiero, como más apropiado, un vocabulario que resista la sustancia metafísica de la formaciones sujeto-verbo y, en su lugar, se apoye en una ontología de los gerundios . El ” yo” que es su propio cuerpo es, necesariamente, una forma de ir tomando cuerpo, y el “qué” que se corporeiza es las posibilidades. 299

El yo que crea al cuerpo es el cuerpo y también el hacer el cuerpo, y la materialización del cuerpo son las posibilidades realizadas.

El cuerpo es histórico

Como materialidad intencionadamente organizada, el cuerpo es siempre una encarnación de posibilidades a la vez condicionadas y circunscritas por la convención histórica. En otras palabras, el cuerpo es una situación histórica, como lo declara De Beauvoir, y es una manera de ir haciendo, dramatizando y reproduciendo una situación histórica. 300

Al declarar que mujer es una “situación histórica”, De Beauvoir subraya que el cuerpo padece una cierta construcción cultural, no sólo por las convenciones que sancionan y proscriben cómo cada cual actúa su propio cuerpo, el “acto” o la performance que el cuerpo de cada cual es, sino también por las convenciones tácitas que estructuran cómo se percibe culturalmente el cuerpo. 302

Manifestación del género mediante el cuerpo

Género como estilo corporal, corporeización manifestada mediante estrategias:

Hacer, dramatizar, reproducir, parecen ser algunas de las estructuras elementales de la corporeización. Este ir haciendo el género no es meramente, para los agentes corporeizados, una manera de ser exteriores, a flor de piel, abiertos a la percepción de los demás. La corporeización manifiesta claramente un conjunto de estrategias, o lo que Sartre hubiera tal vez llamado un estilo de ser, o Foucault “una estilística de la existencia” . Estilo que nunca se auto-estiliza totalmente, porque los estilos vivos tienen historia, y esta historia condiciona y limita las posibilidades. Se tomará entonces el género como un estilo corporal, por ejemplo, un “acto” que fuera a la vez intencional y performativo, donde performativo tiene el doble sentido de “dramático” y de “no-referencial” . 300

¿Qué significa ser mujer?:

con esa distinción, ser hembra es un hecho sin significado alguno, pero ser mujer es haberse vuelto una mujer, o sea obligar al cuerpo a conformarse con una idea histórica de “mujer”, a inducir al cuerpo a volverse un signo cultural, a materializarse obedeciendo una posibilidad históricamente delimitada, y esto, hacerlo como proyecto corporal sostenido y repetido. 300

Ser mujer es un proyecto corporal sostenido que se conforma a posibilidades históricas, donde se obliga al cuerpo a conformarse a una idea, volviéndolo en tal idea.

Género como proyecto o estrategia

El concepto de estrategia es más preciso que proyecto, dado que el género tiene su supervivencia cultural como fin, no es solo una voluntad radical individual, y también debido a que la performance se da en una situación de coacción. 300

Los actos de género crean la idea de género; no hay una esencia por exteriorizar. 301

Punitividad

El género es una representación que conlleva consecuencias claramente punitivas. 300

Los atributos distintivos de género contribuyen a “humanizar” a los individuos dentro de la cultura contemporánea; desde luego, los que no hacen bien su distinción de género son castigados regularmente. 300-301

El género humaniza, la no conformidad es castigada.

lo que se llama identidad de género no es sino un resultado performativo, que la sanción social y el tabú compelen a dar. 297

las performances de género en contextos no teatrales son gobernadas por convenciones sociales aún más claramente punitivas y reguladoras. 308

El hecho de que se castigue a quienes no se adecuan a las expectativas de género es evidencia de que la verdad o falsedad del género son constructos sociales:

En efecto, el género está hecho para cumplir con un modelo de verdad y de falsedad que no solamente contradice su propia fluidez performativa, sino que sirve a una política social de regulación y control del género. Actuar mal el propio género inicia un conjunto de castigos a la vez obvios e indirectos, y representarlo bien otorga la confirmación de que a fin de cuentas hay un esencialismo en la identidad de género . Que esta confirmación sea tan fácilmente descolocada por la ansiedad, que la cultura castigue o margine tan fácilmente a quien falle en representar la ilusión de un género esencialista, debería ser señal suficiente de que, a cierto nivel, existe el conocimiento social de que la verdad o la falsedad del género son sólo socialmente forzadas, y en ningún sentido ontológicamente necesitadas. 311

Naturalización

El género oculta su génesis. Su construcción obliga a creer en su naturalidad. Se le otorga una credibilidad a la ficción cultural de su producción y división polarizada. 301

Las posibilidades históricas materializadas en diversos estilos corporales no son otra cosa que esas ficciones culturales reguladas a fuerza de castigos y alternativamente corporeizadas y disfrazadas bajo coacción. 301

El cuerpo sólo se conoce por su apariencia de género (301).

el cuerpo adquiere su género en una serie de actos que son renovados, revisados y consolidados en el tiempo. 301

Dramatización (actos), consenso (renovados), estrategia (revisados), reproducción (consolidados).

El cuerpo con género es la herencia de actos sedimentados. 301

No se puede distinguir entre sexo y género:

si el género es la significación cultural que asume el cuerpo sexuado, y si esa significación queda co-determinada por varios actos percibidos culturalmente, entonces es obvio que, dentro de los términos de la cultura no es, posible conocer de manera distinta sexo y género. 303

La naturalización o la idea de una mujer verdadera proviene de la sedimentación de normas de género:

Pero la reproducción más mundana de la identidad de género ocurre en las diversas maneras de actuar los cuerpos, en función de las expectativas profundamente afianzadas o sedimentadas de la existencia de género. O sea, hay una sedimentación de las normas de género que produce el fenómeno peculiar de un sexo natural, o de una verdadera mujer, o de cierto número de ficciones sociales prevalentes y coactivas, sedimentación que con el tiempo ha ido produciendo un conjunto de estilos corporales que, en forma cosificada, aparecen como la configuración natural de los cuerpos en sexos que existen en una relación binaria y mutua. 303

Los cuerpos parecen configurados en sexo a partir del reconocimiento de estilos corporales históricamente contextualizados, que se corresponden a cierto número de ficciones posibles, y que en la correspondencia correcta generan el fenómeno de un “sexo natural” que se adecua a las expectativas existentes.

Categoría de lo personal desde la teoría feminista

Coincidencias entre fenomenología y feminismo:

afianzar la teoría en la experiencia vivida y para revelar la manera en que el mundo es producido por los actos constitutivos de la experiencia subjetiva.

La teoría feminista relaciona las experiencias individuales con análisis de escala cultural:

La teoría feminista ha intentado comprender de qué manera las estructuras culturales y políticas sistémicas o invasivas son implementadas y reproducidas por actos y prácticas individuales, y cómo el análisis de situaciones ostensiblemente personales se ve clarificado al plantearse en un contexto cultural más ampliamente compartido. 301

… mi dolor, o mi silencio, o mi cólera, o mi percepción, no son finalmente sólo mías, y que me ubican en una situación cultural compartida que me permite entonces habilitarme y potenciarme en vías insospechadas .301

En lo personal se acomodan la estructuras políticas, revelando la relación dialéctica entre personal y político:

Para la teoría feminista, pues, lo personal deviene una categoría expansiva, donde se acomodan, aunque sea sólo de manera implícita, las estructuras políticas usualmente consideradas como públicas. Desde luego, el propio significado de lo politico se extiende también. En el mejor de los casos, la teoría feminista engloba la expansión dialéctica de ambas categorías. 302

Categoría de mujer

La categoría de mujer se ha universalizado tal como lo hizo la de hombre, pero por otro lado, existen corrientes feministas que sí relevan la diferencia y la especificidad de experiencias para contrarrestar una categoría monolítica de mujer. La “universalidad estatutaria” de la mujer da por supuesta la solidaridad entre mujeres a partir de una categoría que da por supuesto demasiado (ver crítica a la sonoridad de Bell Hooks).

En un deseo comprensible de forjar vínculos de solidaridad, el discurso feminista se ha basado frecuentemente en la categoría mujer como un presupuesto universal de una experiencia cultural cuya universalidad estatutaria entraña la falsa promesa ontológica de una probable solidaridad política. En una cultura en que se ha considerado la mayor parte de las veces el falso universal “hombre” como coextensivo de la humanidad misma, la teoría feminista ha buscado con éxito traer la especificidad de la mujer a la luz y reescribir la historia de la cultura en términos que reconozcan la presencia, la influencia y la opresión de las mujeres. No obstante, en este esfuerzo para combatir la invisibilidad de las mujeres como categoría, las feministas corren el riesgo de traer a la luz una categoría que puede o no ser representativa de la vida concreta de las mujeres. 303

Pero una categoría esencialista de la mujer es necesaria para un proyecto político feminista:

Gayatri Spivak ha argumentado que las feministas necesitan contar con un esencialismo operacional, una falsa ontología de las mujeres como categoría universal, para avanzar en un programa político feminista. Ella sabe que la categoría de “mujeres” no es plenamente expresiva, que la multiplicidad y la discontinuidad de las referencias burlan e impugnan la univocidad del signo, pero sugiere que puede ser utilizada con un fin estratégico. Kristeva sugiere algo similar, me parece, cuando prescribe que las feministas utilicen la categoría de mujeres como herramienta política sin atribuirle integridad ontológica al término, y añade que, estrictamente hablando, no se puede decir que las mujeres existan. 311-312

Géneros binarios y contrato heterosexual

La heterosexualidad es “una conjunción nada natural de construcciones culturales al servicio de intereses reproductivos”, y su institucionalización en sistemas matrimoniales se da en organizaciones culturales de parentesco donde se “requiere la reproducción de los seres humanos en ciertos modos de género que, en efecto, garantizan la reproducción final de ese sistema de parentesco”. 304

las culturas son gobernadas por convenciones que no sólo regulan y garantizan la reproducción, el intercambio y el consumo de bienes materiales, sino que también reproducen los vínculos de parentesco que a su vez requieren tabúes y una regulación punitiva de la reproducción para alcanzar sus fines. 304

La cultivación de cuerpos en sexos distintos con “apariencias ‘naturales’ y disposiciones heterosexuales ‘naturales’” es una de las formas en que se reproduce y encubre el sistema de heterosexualidad coactiva. 304-305

La sedimentación histórica de la sexualidad y sus construcciones sexuales relacionadas han cosificado las categorías se sexo y género mediante procesos históricos que los cosifican como naturales.

las identidades contemporáneas de género son marcas o “huellas” de un parentesco residual. 305

Pero falta énfasis en los modos mundanos en que las construcciones se producen (performatividad).

La formulación del cuerpo como modo de ir dramatizando o actuando posibilidades ofrece una vía para entender cómo una convención cultural es corporeizada y actuada. 305

Actos en contexto social

Los actos reproducen sistemas de opresión, pero la opresión no es solo consecuencia de esos actos (305). En ciertos contextos, los actos se permiten, o son solo actos (306). Entonces, no se trata de la transformación de actos individuales que generan ciertas condiciones, sino de la transformación de las condiciones sociales hegemónicas, dado que restringirse a los actos es “apuntar al reflejo meramente indirecto, sino epifenomenal, de esas condiciones” (306).

El acto no es un acto solitario:

El acto que es el género, el acto que agentes corporeizados son, en el sentido que encarnan dramática y activamente y, desde luego, portan ciertas significaciones culturales, este acto evidentemente no es un acto solitario. 306

No es plenamente individual el hecho de hacer el género de acuerdo a ciertas sanciones y prescripciones, aún cuando hay maneras matizadas de hacer el propio género (306).

Los actos no son individuales, sino reiteraciones:

El acto que uno hace, el acto que uno ejecuta, es, en cierto sentido, un acto que ya fue llevado a cabo antes de que uno llegue al escenario. Por ende, el género es un acto que ya estuvo ensayado, muy parecido a un libreto que sobrevive a los actores particulares que lo han utilizado, pero que requiere actores individuales para ser actualizado y reproducido una vez más como realidad. 306

El género es una suerte de actuación en concierto (307).

Víctor Turner: una acción social requiere una performance repetida (307). La repetición es reactuar y reexperimentar significados ya establecidos: forma mundana de legitimación (307).

La repetición de los actos los legitima.

Los cuerpos individuales actúan significaciones “al adquirir el estilo de modos generizados” (307), y estas actuaciones son públicas, con dimensión temporal y colectiva.

El objetivo de la performance es la estrategia de “mantener al género dentro de un marco binario (…) la performance hace explícitas las leyes sociales”. 307

El género no refleja una elección individual pero tampoco está impuesto; el cuerpo no está pasivamente escrito con códigos culturales. 307

El cuerpo sexuado actúa en un espacio corporal culturalmente restringido, dado que su interpretación se hace dentro de directivas existentes, aunque existe un libreto con cierta libertad de interpretación. 308

Subversión

Transformación o subversión del género: Si el género es una repetición, entonces es posible transformarlo alterando los actos que lo constituyen, volviéndolo susceptible de ser constituido de otra manera (297)

Mientras que el travesti puede hacer más que simplemente expresar la distinción entre sexo y género : desafía, implícitamente al menos, la distinción entre apariencia y realidad que estructura buena parte del pensamiento común sobre la identidad de género. Si la “realidad” del género está constituida por la performance misma, entonces no se puede apelar a un “sexo” o un “género” esencial y no realizado, que sería ostensiblemente expresado por las performances de género. Desde luego, el género del travesti es tan completamente real como el de cualquier persona cuya performance cumple con las expectativas sociales. 309

Performatividad del género binario

En tanto que representación performativa, el género es un “acto”, en amplio sentido, que construye la ficción social de su propia interioridad psicológica. 310

El género solo es real mientras es actuado, y sus actos pueden mostrarse en conformidad o en cuestionamiento de las expectativas de género:

Que la realidad de género sea performativa significa, muy sencillamente, que es real sólo en la medida en que es actuada. Es justo mencionar que ciertos tipos de actos son usualmente interpretados como expresivos de un núcleo de género o identidad, y que esos actos, o bien están en conformidad con una identidad de género esperada, o bien cuestionan, de alguna manera, esta expectativa. Expectativa que a su vez está basada en la percepción del sexo, siendo entendido sexo como dato fáctico y distinto de las características sexuales primarias. 309

Los atributos expresados (“las diversas maneras en que un cuerpo muestra o produce su significación cultural”) son el género que revelan:

si los atributos del género no son expresivos sino performativos, entonces estos atributos constituyen efectivamente la identidad que se dice expresan o revelan. La distinción entre expresión y performatividad es absolutamente crucial, porque si los atributos y los actos de género, o sea, las diversas maneras en que un cuerpo muestra o produce su significación cultural, son performativos, entonces no hay identidad pre existente que pueda ser la vara de medición de un acto o atributo; no hay actos de género que sean verdaderos o falsos, reales o distorsionados, y el postulado de una verdadera identidad de género se revela como una ficción regulativa. Que la realidad de género esté creada por performances sociales sostenidas significa que las ideas mismas de un sexo esencial, de una verdadera o constante masculinidad o feminidad, están también constituidas como parte de una estrategia por la cual el aspecto performativo del género queda encubierto. 310

Las ideas de verdadera masculinidad o feminidad son estrategias para encubrir la performatividad del género.

La idea de un “afuera” al género o de la adscripción de interioridad al género son fabricaciones sobre una supuesta esencia. 310


Apuntes y ensayos sobre estudios de género, sociología del cuerpo y teoría feminista por Bastián Olea Herrera, licenciado y magíster en sociología (Pontificia Universidad Católica de Chile). bastimapache