Este artículo corresponde a un análisis del capítulo séptimo, Discutir con lo real, del libro “Cuerpos que importan: Sobre los límites materiales y discursivos del ‘sexo’”, de Judith Butler. Se estudia el problema de la resignificación política del lenguaje a través de la descripción del proceso de constitución de los significantes políticos, y en base a dicho marco teórico, posteriormente se analiza lingüísticamente la negativización de la gordura, con miras a la evaluación de la posibilidad de una resignificación política del término. El presente artículo podría ser dividido en dos partes: La teoría identitaria de la constitución de los significantes políticos de Judith Butler (la parte teórica), y La belleza como significante político y su resignificación en el contexto de la estigmatización de la gordura (la parte práctica/política).
La democracia represiva
El presente artículo corresponde a la primera sección del documento “Democracia represiva en la institucionalidad medioambiental chilena: Protección de la naturaleza y Modelo de desarrollo extractivista neoliberal” (S. Aguilera, L. Clavería, F. Márquez, B. Olea, 2014), el cual fue el producto de un estudio teórico y de caso enmarcado en la adjudicación de fondos de investigación del programa Investigadores Jóvenes de la Universidad Alberto Hurtado el año 2014.
Como contextualización, adjunto el abstract de dicho documento:
Analizamos históricamente el nacimiento y procesos de cambio que experimenta la institucionalidad medioambiental chilena durante el período dictatorial, de transición democrática y posterior, dando cuenta de la existencia de una contradicción entre dos elementos en tensión: por un lado, la protección del medio ambiente, arraigada en el texto constitucional y la institucionalidad medioambiental, y por otro, la praxis del modelo de desarrollo extractivista neoliberal, introducido durante el gobierno militar y reproducido hasta el presente como fuerza principal de la economía nacional. Se propone que el segundo término se encuentra arraigado ideológicamente en el operar estatal y gubernamental por la instalación de una hegemonía ideológica durante el proceso dictatorial, lo cual a su vez produjo una separación inmediable entre política y economía, donde el énfasis se pondrá en las actividades pro-statu quo y en desmedro de toda postura radical. Opera un mecanismo que llamamos “democracia represiva”, que consiste en un simulacro de democracia por la inclusión de posturas radicales (anti-statu quo) al pluralismo, no antes sin administrarlas y neutralizarlas por medio de procesos burocráticos especialmente dispuestos. Finalmente, las posturas radicales, como la protección del medio ambiente, se desustancializan, anulándose a su vez que legitimando este sistema represivo.
Introducción al concepto de democracia represiva.
“Pero con la concentración de poder económico y político y la integración de elementos opuestos en una sociedad que emplea la tecnología como instrumento de dominación, el disentimiento efectivo aparece bloqueado allí donde podía surgir libremente: en la formación de la opinión, en información y comunicación, en la emisión de pensamiento y reunión. Bajo la norma de los medios monopolísticos —ellos mismos meros instrumentos de poder económico y político— se crea una mentalidad para la cual cierto y erróneo, verdadero y falso aparecen predefinidos siempre que afecten a los intereses vitales de la sociedad.”
Herbert Marcuse, “Tolerancia represiva”.
El proceso dictatorial, como cambio político y económico fundamentado en la redistribución total de poderes en la sociedad Chilena a través de la coerción física, consiste en la instalación de una ideología hegemónica –y su utopía– (Ritzer y Ryan 2010:305), la cual posteriormente genera las instituciones que le permiten dominar sin la necesidad de violencia explícita, reemplazándola por la política de consensos fortalecida por la Concertación. Continua leyendo “La democracia represiva”
La gordura femenina como una problemática social. Género, deseo y diferencia
El siguiente artículo corresponde a la 1ª parte de la redacción del esquema general seguido para la ponencia “La estigmatización de la gordura femenina. Belleza normativa, representación simbólica de la corporalidad, y el cuerpo como campo de subversión.”, presentada en el 9º Congreso Chileno de Sociología desarrollado en la UCM (Talca, Chile), específicamente en la mesa de Sociología del cuerpo y las emociones encabezada por María Emilia Tijoux. Corresponderá a una serie de artículos individuales que en conjunto conformarán cronológicamente los temas tocados en la ponencia.
Introducción
Estudiar la gordura desde un enfoque de género
El fenómeno de la gordura varía mucho entre cuerpos masculinos y femeninos, debido a que la corporalidad gorda genera diferentes respuestas por parte de la sociedad de acuerdo al género que se reconozca en el sujeto gordo. La mayoría de los estudios que conciernen al estudio de la corporalidad gorda incluyen alguna declaración acerca del sesgo de género que envuelve a la mayoría de los trabajos sobre corporalidades y desórdenes alimenticios: la preocupación –tanto estética como médica– por el peso y tamaño corporal es mayor en la población femenina que la masculina (Rothblum, 1992), y por consiguiente, resulta relevante investigativamente el estudiarla desde esa arista.
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La corporalidad femenina a través de la historia y el arte
El presente artículo corresponde a una visión breve y utilitaria de la representación corporal femenina en la antigüedad y en ciertos periodos (s. XVI – XIX) del arte europeo. Es un subcapítulo de mi tesis de grado que debió ser excluido en virtud de su extensión y baja relevancia ante el tema principal. La tesis en cuestión es en realidad un paper, que se tituló “La estigmatización de la gordura femenina. Reproducción simbólico-cultural del estatus social de la delgadez mediante la representación mediática de la corporalidad”, y espero subirla a este sitio tan pronto como sea publicada en el libro “Los cuerpos del género. Políticas y mercados del sexo en Chile”.
Son diversos los autores que aseguran una tendencia dramática a la disminución en el tamaño corporal de las representaciones mediáticas de la figura femenina ideal (Swami et al., 2010, p. 311). En 1980, Garner y Garfinkel et al. realizaron un estudio empírico sobre los cambios históricos que ha visto la representación del cuerpo femenino en Estados Unidos, usando las medidas corporales de las modelos de Playboy y de participantes del concurso Miss America, junto a la cuantificación de artículos referidos a dietas en seis revistas populares de mujeres. Concluyen la existencia de una tendencia cultural definida hacia un ideal corporal ligado a la delgadez femenina en las últimas dos décadas (Garner, Garfinkel, Schwartz, & Thompson, 1980, p. 489). Mientras la representación de mujeres normativamente bellas se dirige hacia la delgadez extrema, el resto de las mujeres se exponen a “modelos” inalcanzables, de una delgadez imposible: sólo el 5% de las mujeres poseen el tipo de cuerpo requerido para ser una modelo (Irving, 2001). Las modelos de Playboy pesan consistentemente menos cada año, mientras que el peso promedio de las mujeres del mismo país va en alza (Harrison & Cantor, 1997, p. 42).
La belleza femenina en la actualidad podría ser considerada sinónimo de delgadez. Es difícil concebir que una mujer considerada socialmente bella pueda romper con esta normatividad, y quienes lo hacen sufren la sanción de la sociedad por su atrevimiento. Pero, históricamente, lo que ha sido considerado bello no se ha mantenido invariable. La existencia de diferentes formas de representación del cuerpo durante la historia humana pueden ser un manifiesto de la plétora de interpretaciones estéticas que pueden darse sobre la fisionomía de nuestra especie, indicando que los cánones de belleza son socialmente construidos, y como tales podrían ser alterados en pos de una mayor diversidad de cuerpos y en contra de expectativas de belleza represivas.
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Discriminación de la gordura y su relación con el capitalismo, el género y la clase
Este breve post es la traducción y desarrollo de mi respuesta en reddit intentando refutar el argumento de que la aceptación de la gordura (fat acceptance) sería análoga al feminismo burgués, en el sentido de que ninguno de los dos llegaría a la raíz de todas las opresiones, que son las condiciones materiales de la sociedad capitalista. Según mi perspectiva, la gordofobia sí se encuentra íntimamente relacionada al patriarcado y al capital.
Mientras se sigue sosteniendo que ciertas situaciones y fenómenos sociales –particularmente los que afectan a mujeres– corresponden temas superficiales y banales, resulta imperante poner el enfoque de estudio justo ahí donde se considera que no existe dominación, justamente para visibilizar la forma en que la ideología de turno genera un entramado de opresiones y dinámicas de poder que no deja libre a ningún aspecto de nuestra sociedad de su utilidad como medio de reproducción de la dominación.
Contrario a lo que se suele sostener desde el campo de las teorías ortodoxas que rechazan las olas de políticas de la identidad (identity politics) que han caracterizado la escena moderna del pensamiento crítico y los estudios culturales, la estigmatización de la gordura femenina puede ser comprendida y estudiada como un fenómeno social capaz de referir a la raíz de las contradicciones del capitalismo moderno.