Definición de lucha y movimiento feminista:
La lucha feminista tiene lugar en cualquier momento o lugar en el que es una mujer o un varón se resiste contra el sexismo, la explotación sexista y la opresión. El movimiento feminista ocurre cuando grupos de personas se juntan según una estrategia organizada para actuar con el fin de eliminar el patriarcado. 16
Teoría del punto de vista:
Viviendo así, en el borde, desarrollamos una manera especial de ver la realidad. La veíamos a la vez desde afuera y desde dentro. Centramos nuestra atención en el centro tanto como en los márgenes. Entendíamos ambos. Éste modo de mirar en recordaba la existencia de todo el universo, de un cuerpo principal compuesto tanto de margen como de centro. 23
Movimiento de masas:
El feminismo debe convertirse en un movimiento político de masas si quiere tener un impacto revolucionario, transformador, sobre la sociedad. 25
Implicancias de la clase:
La clase es mucho más que la definición de Marx, es mucho más que tu relación con los medios de produc- ción. La clase implica tu conducta, tus premisas bási- cas ante la vida. Tu experiencia (determinada por tu clase) valida estas premisas: cómo se te ha enseñado a comportarte, qué esperas de ti y de los demás, tu concepto de un futuro, cómo entiendes y resuelves los problemas, cómo piensas, actúas, sientes. Estos pa- trones de comportamiento son lo que las mujeres de clase media se resisten a reconocer, aunque podrían estar perfectamente dispuestas a aceptar las clases en los términos marxistas, un astuto truco que les ayuda a sortear la obligación de lidiar realmente con el comportamiento de clase y de modificar ese comportamiento ellas mismas. Estos patrones de comportamiento son los que deben reconocerse, entenderse y cambiarse. (Rita Mae Brown) 31
Crítica a la suposición de sororidad meramente por género:
Aunque es evidente que muchas mujeres sufren la tiranía sexista, no hay muchas señales de que eso forje un «vínculo común entre todas las mujeres». Hay, en cambio, muchas pruebas que respaldan la realidad de que la identidad de raza y de clase crea diferencias en la calidad de vida, en el estatus social y el estilo de vida que se anteponen a las experiencias comunes compartidas de las mujeres: se trata de diferencias que pocas veces se trascienden. 32
Concepto de opresión, mujeres que no experimentan opresión, y mujeres que no se afilian a la resistencia:
El sexismo como sistema de dominación está institucionalizado, pero nunca ha determinado de manera absoluta el destino de todas las mujeres de esta sociedad. Estar oprimida significa ausencia de opciones. Es el punto principal de contacto entre el oprimido y el opresor. Muchas mujeres de esta sociedad sí tienen posibilidades de elección (por inadecuadas que estas sean); por lo tanto, explotación y discriminación son palabras que describen más exactamente la suerte en términos colectivos de las mujeres en Estados Unidos. Muchas mujeres no se afilian a la resistencia organizada contra el sexismo justamente porque el sexismo no ha supuesto para ellas una absoluta falta de opciones. Pueden ser conscientes de que están siendo discriminadas por razón de su sexo, pero no equiparan esa experiencia con la opresión. Bajo el capitalismo, el patriarcado se estructura de tal manera que el sexismo limita el comportamiento de las mujeres en algunas esferas, incluso aunque en otras se les conceda libertad frente a esas limitaciones. La ausencia de restricciones extremas conduce a muchas mujeres a ignorar las zonas en que están siendo explotadas o discriminadas; podría incluso llevarlas a pensar que ninguna mujer está oprimida. 33
Importancia de usar el término opresión (cita de Christine Delphy):
El renacimiento del feminismo coincidió con el uso del término «opresión». La ideología dominante, es decir, el sentido común, el discurso cotidiano, no ha- bla de opresión sino de «la condición femenina». Nos remite a una explicación naturalista: a una limitación de naturaleza, realidad exterior fuera de nuestro al- cance y no modificable por la acción humana. El término «opresión», por el contrario, nos remite a una elección, a una explicación, a una situación que es política. «Opresión» y «opresión social» son, por lo tan- to, sinónimos o, mejor dicho, la opresión social es una redundancia: la noción de un origen político, es decir, social, es una parte integral del concepto de opresión. 34
Opresión remite a una dinámica social
La diferencia entre los sexos no es si uno tiene o no pene, es si uno es o no parte integral de una economía fálica masculina. (Antoinette Fouque) 36
Cualquier intento de resistir la captación de la lucha feminista debe empezar por introducir una perspectiva feminista diferente, una nueva teoría, una que no esté determinada por la ideología del individualismo liberal. 38
Exclusión en el feminismo:
Las prácticas excluyentes de las mujeres que dominan el discurso feminista han hecho prácticamente imposible que surjan nuevas y variadas teorías. El feminismo tiene su línea de partido y las mujeres que sienten la necesidad de una estrategia diferente, de unas bases diferentes, a menudo se ven silenciadas y en el ostracismo. (…) más que animar a que haya una diversidad de voces, un diálogo crítico y controversia, ellas, al igual que algunas mujeres blancas, parecen sofocar el disenso. 38-39
Por qué muchas mujeres se rehúsan a identificarse como feministas o a apoyar el movimiento feminista:
Muchas mujeres son reticentes a defender el feminismo porque no están seguras de lo que significa. Otras mujeres, procedentes de grupos explotados y oprimidos, rechazan el término porque no desean que se las perciba como partidarias de un movimiento racista; el feminismo se asocia con frecuencia con la lucha por los derechos de las mujeres blancas. Muchas mujeres entienden el feminismo como sinónimo de lesbianismo; su homofobia les conduce a rechazar la asociación con cualquier grupo que se identifique como prolésbico. Algunas mujeres temen la palabra «feminismo». porque rehuyen la identificación con cualquier movimiento político, especialmente con uno que se percibe como radical. Por supuesto, hay mujeres que de ninguna manera desean que se les asocie con el movimiento por los derechos de las mujeres, por lo que y se oponen al movimiento feminista. La rechazan mayoría de las mujeres están más familiarizadas con las visiones negativas de la «liberación de la mujer» que con los significados positivos del feminismo. Por lo que debemos ahora luchar es por recuperar y conservar este significado positivo, esa potencia del término. 58
Transformación de teoría a ideología:
Cuando una teoría se transforma en una ideología empieza a destruir su ser y su autoconocimiento. Nacida originalmente de un sentimiento, pretende ahora flo- tar por encima y en torno al sentimiento. Por encima de la sensación. Organiza la experiencia atendiendo a sí misma, sin rozar la experiencia. Por ser quien es, se supone que sabe. Invocar el nombre de esa ideología es conferir veracidad. Nadie puede decir nada nuevo. La experiencia dejó de sorprenderla, de inspirarla, de transformarla. Todo detalle que no encaja en su visión del mundo le molesta. Empezó como un grito contra la negación de la verdad, ahora niega cualquier verdad que no encaje en su esquema. Empezó como una manera de devolvernos el sentido de la realidad, ahora trata de disciplinar a la gente, de rehacer a los seres de la naturaleza según su propia imagen. Todo aquello que no consigue explicar se convierte en su enemigo. Empezó como una teoría de la liberación, ahora se siente amenazada por las nuevas teorías de la liberación; construye una cárcel para la mente. (Susan Griffin) 39-40
Resistimos a la dominación hegemónica del pensamiento feminista insistiendo en que es una teoría en construcción, una teoría a la que necesariamente hay que criticar, cuestionar y reexaminar, explorando nuevas posibilidades. 40
El sexismo masculino negro ha minado a las luchas para erradicar el racismo, del mismo modo que el racismo femenino blanco socava la lucha feminista. Mientras que estos dos grupos, o cualquier grupo, defina la liberación como la adquisición de la igualdad social con los hombres blancos de la clase dominante, tendrán un interés particular en la explotación y opresión continuada de otros. 48
Las mujeres negras, sin un otro institucionalizado al que podemos discriminar, explotar u oprimir, a menudo tenemos unas experiencias vitales que directamente desafían la estructura social clasista, sexista, racista dominante y suerte biología concomitante. Esta experiencia vital puede moldear nuestra conciencia de tal manera que nuestra visión del mundo difiera de la de aquellas que tienen cierto grado de privilegio. 48
Definiciones del feminismo
Definición simplista que reduce la lucha feminista a buscar la igualdad con respecto a los hombres, ignorando las diferencias entre los hombres debido a la raza y la clase:
La mayoría de las personas en piensan en Estados Unidos piensan en el feminismo o, según el término que menudo, se usa más a menudo, la «liberación de la mujer», como un movimiento que trata de hacer a las mujeres iguales a los hombres en el plano social. Esta definición amplia, popularizada por los medios de comunicación y por los segmentos hegemónicos del movimiento, suscita cuestiones problemáticas. En tanto los hombres no son iguales entre sí en una estructura de clases supremacista, capitalista y patriarcal, ¿con respecto de qué hombres quieren ser iguales las mujeres? ¿Comparten las mujeres una visión común de lo que significa la equidad? Implícita en esta simplista definición de la liberación de la mujer hay un desdén hacia la raza y la clase como factores que, en conjunción con el sexismo, determinan hasta qué punto una persona puede ser objeto de discriminación, explotación u opresión. Las mujeres blancas burguesas que se interesan por los derechos de las mujeres se han conformado, por razones evidentes, con definiciones simples. 50
Feminismo radical:
El feminismo radical trabaja por la erradicación de la dominación y del elitismo en todas las relaciones humanas. Esto haría de la autodeterminación el bien supremo y requeriría el derrocamiento de la sociedad tal y como hoy la conocemos. (Cellestine Ware) 51
Definición de feminismo de Bell Hooks:
El feminismo es una lucha para terminar con la opresión sexista. Es, por lo tanto, necesariamente una lucha para erradicar la ideología de la dominación que permea la cultura occidental a distintos niveles, así como un compromiso para reorganizar la sociedad de manera que el desarrollo autónomo de la persona tenga preferencia sobre el imperialismo, la expansión económica y los deseos materiales. 60
erradicación de la base cultural de la opresión de grupo (…) la opresión de raza y la opresión de clases se reconocerían como temas feministas con la misma relevancia que el sexismo. 62
El feminismo es la lucha por acabar con la opresión sexista. Su objetivo no es beneficiar únicamente a un grupo específico de mujeres, alguna razón particular o alguna clase social de mujeres. No privilegia a las mujeres sobre los hombres. Tiene el poder de transformar todas nuestras vidas de manera sustancial. Lo más importante, el feminismo no es ni un estilo de vida ni una identidad prefabricada o un papel que se pueda adoptar. 63
“Lo personal es político” subraya que la realidad cotidiana de la mujer está conformada y moldeada por la política y que es necesariamente política. 60
Sobre cómo referirse a sí misma como feminista: decir “yo defiendo el feminismo” en vez de decir “soy feminista”:
Para subrayar que el compromiso con la lucha feminista es un compromiso político, deberíamos evitar usar la frase «yo soy feminista» (una estructura lingüística diseñada para referirse a algún aspecto personal de nuestra identidad y de nuestra autodefinición) y afirmar en cambio «yo defiendo el feminismo». Puesto que se ha colocado un énfasis indebido sobre el feminismo en tanto identidad o estilo de vida, la gente recurre por lo general a visiones estereotipadas sobre el feminismo. Es necesario desviar la atención de los estereotipos caso de que queramos revisar nuestra estrategia y nuestra dirección. He descubierto que diciendo «soy feminista» normalmente se entiende que estoy bloqueada con nociones preconcebidas de identidad, papel o conducta. Cuando digo «defiendo el feminismo», la respuesta suele ser: «¿Qué es el feminismo?». Una frase como «yo defiendo» no implica el tipo de absolutismo que sugiere la frase «yo soy». No nos enreda en el pensamiento dualista «o esto o aquello» que es el componente ideológico central de todos los sistemas de dominación en la sociedad occidental. Implica que se ha elegido algo, que el compromiso feminista es un acto de la voluntad. No dice que cuando te comprometes con el feminismo se te esté negando la posibilidad de apoyar otros movimientos políticos. 67
Críticas feministas al feminismo
Crítica al feminismo burgués:
Sea cual sea el contenido revolucionario que haya en la praxis del feminismo pequeño burgués, se ha colocado ahí gracias a los esfuerzos de la capa mediana, especial- mente de las menos favorecidas, con el fin de ascender socialmente. Para hacer esto, no obstante, buscaban únicamente ampliar las estructuras sociales existentes y nunca llegaron tan lejos como para cuestionar el statu quo. Así, aunque el feminismo pequeño burgués siem- pre a se dirige a lograr la igualdad social entre los sexos, la conciencia que representa ha seguido siendo utópica en su deseo de ello y en su lucha por conseguir una transformación parcial de la sociedad; se cree que esto se puede hacer sin perturbar los cimientos en los descansa (…). En este sentido, el feminismo pequeño burgués no es en absoluto feminismo; de hecho, ha ayudado consolidar la sociedad de clases ofreciendo a camuflaje a sus contradicciones internas. (Heleieth Saffioti) 54
Crítica a el foco en la experiencia personal de la discriminación, explotación y opresión, en tanto los ejercicios introspectívoos y que enfatizan en “dar la voz a la experiencia personal” (60) impiden o le quitan la importancia a desarrollar una comprensión sofisticada de la realidad política en relación con la realidad de las mujeres como grupo colectivo. Describir la propia realidad es un paso significativo, pero es únicamente el principio. “Cuando las mujeres interiorizaron la idea de que describir sus propios males era sinónimo de desarrollar una conciencia política crítica, el progreso del movimiento feminista se estancó” (61). La autora plantea que el foco en la experiencia produce teorías y estrategias “colectivamente inadecuadas y erróneas”, y que para corregirlas se debe “desarrollar una comprensión aguda y completa de la realidad política de las mujeres”, examinando la política de la sociedad en su conjunto y la política revolucionaria global (61).
Crítica a considerar los varones como enemigos:
En lugar de permitir que esta implicación en los asuntos políticos serios nos llevará análisis complejos y en profundidad del estatus social de las mujeres, insistíamos en que los varones eran el «enemigo», la causa de todos nuestros problemas. 61
El foco en el varón como enemigo creaba, como subraya Marlene Dixon en su ensayo Auge y caída del movimiento de la liberación de las mujeres: un análisis de clase, una «política de la opresión psicológica» que evocaba visiones del mundo que «enfrentaban a individuos contra individuos, al tiempo que tergiversa la base social de la explotación» 61
cuando dejamos de centrarnos en la posición simplista de “los hombres son el enemigo” nos vemos obligadas a analizar los sistemas de dominación y nuestro papel en su mantenimiento y perpetuación. 62
Crítica a la idea de organizarse exclusivamente entre mujeres:
Desviando su energía del movimiento feminista que trata de cambiar la sociedad, muchas mujeres se concentran hoy en el desarrollo de una contracultura, de un mundo que ponga a las mujeres en el centro, donde las participantes no tengan apenas contacto con los varones. Estos intentos no indican ni respeto ni preocupación por la amplia mayoría de mujeres que no pueden integrar sus expresiones culturales en las visiones que ofrecen las comunidades alternativas centradas en la mujer. 63
Crear un «contramundo» coloca una increíble cantidad de presión sobre las mujeres que intentan embarcarse en un proyecto de este tipo. La presión procede de la creencia de que los únicos recursos reales para una empresa así somos nosotras. El pasado, que es plenamente patriarcal, se considera sin redención posible. (…) Si perseveramos en crear una cultura alternativa sin mantener el diálogo con los demás (y con las circunstancias históricas que habrá una realidad han producido su identidad) no contrastar con nuestros objetivos. Corremos el riesgo, muy real, de que la ideología dominante de la cultura se reduplique en el movimiento feminista mediante el imperialismo cultural. (Jeanne Gross) 63
Relación con las ideas de Teresita de Barbieri de que el feminismo buscaba eliminar todas las herramientas de las disciplinas previas a los movimientos de mujeres.
Crítica al feminismo separatista y la contracultura feminista:
El foco se ha desplazado así del desarrollo de los espacios centrados en mujeres hacia un énfasis en la identidad. Una vez que existe el espacio sentado en las mujeres este solamente puede conservarse si las mujeres siguen convencidas de que es el único lugar en el que pueden realizarse y ser libres. Después de asumir una identidad feminista, las mujeres a menudo buscan vivir un estilo de vida feminista. Estas mujeres no ven que esto socava al femenil al movimiento feminista, en tanto proyecta la premisa de qué feminista no es más que otro papel preconcebido que las mujeres pueden ahora seleccionar en su búsqueda de identidad. 64
A pesar de las razones positivas para desarrollar espacios de mujeres (que no tienen porque igualarse con estilo de vida feminista), dirigidos a compartir placeres, apoyos y recursos, el énfasis en crear una contracultura ha alienado a las mujeres del movimiento feminista, en tanto tal tipo de espacio pueden estar en las iglesias, en las cocinas, etc. 65
Crítica al feminismo como estilo de vida:
La disposición a considerar el feminismo como una elección de estilo de vida, más que como un compromiso político, refleja naturaleza de clase del movimiento. 65
Crítica al feminismo como red de apoyo de mujeres:
A menudo el énfasis en la identidad y el estilo de vida es atractivo porque crea una falsa sensación de qué estamos implicados en la praxis. No obstante, la praxis dentro de cualquier movimiento político, que trata de producir un impacto transformador radical sobre la sociedad, no puede centrarse únicamente en crear espacio donde quienes aspiran a ser radicales experimenten seguridad y apoyo. (…) La lucha pocas veces es segura o placentera. 66
Satisfechas desde un punto de vista personal por las nuevas relaciones que se generan en lo que han llamado un contexto seguro, de apoyo, cuando el debate se centra en la ideología feminista no se cuestiona si las mujeres en masa comparten esa misma necesidad de comunidad. Sin duda, muchas mujeres negras, así como mujeres procedentes de otros grupos étnicos, no sienten la ausencia de una comunidad de mujeres en sus propias vidas (…) centrarse en el feminismo como una manera de desarrollar una identidad compartida y una comunidad no atrae mucho a las mujeres que experimentan la comunidad, que buscan una manera de terminar con la explotación y la opresión en el contexto de sus vidas. 66
Razones de por qué el feminismo mainstream no atrae a las mujeres de clase trabajadora.
Crítica al anti-academicismo:
Dada la naturaleza de clase del movimiento feminista hasta el momento, así como las jerarquías raciales, la elaboración de la teoría (el conjunto de principios y creencias que guían y forman la base de la acción) ha sido una tarea especialmente sujeta al dominio hegemónico de las mujeres blancas académicas. Esto ha llevado a muchas mujeres ajenas al grupo privilegiado de raza y clase a considerar que la elaboración de la teoría, incluso que el uso mismo del término, tiene únicamente como función reforzar el poder del grupo de élite. Reacciones así refuerzan la idea sexista/clasista/racista de que elaborar teoría pertenece al ámbito de la intelectualidad blanca. 68-69
Sororidad pero no con todas las mujeres: p. 85
Sobre la victimización: p. 86
Grupos de apoyo: p. 91
Hombres en el feminismo: p. 117
Separatismo: p. 122-123
Grupos de varones: p. 125
Hombres oprimidos y opresores:
Las mujeres activas en el movimiento feminista no han querido centrarse de ninguna manera en el dolor masculino para no desviar la atención del foco en el privilegio masculino. La retórica del separatismo feminista apunta a que todos los hombres comparten en la misma medida el privilegio masculino, que todos los hombres cosechan beneficios positivos del sexismo. Pero el hombre pobre o de clase obrera, que ha sido socializado por la ideología sexista para creer que hay privilegios y poderes que debería poseer únicamente porque es varón, a menudo descubre que en la vida le conceden automáticamente pocos de estos beneficios, o ninguno. Más que ningún otro grupo masculino en Estados Unidos, está constantemente preocupado que por la contradicción entre la idea de masculinidad a le enseñaron y su incapacidad de vivir a la altura de esa idea. Habitualmente está «herido», emocionalmente dañado porque no ha tenido el privilegio o el poder que la sociedad le ha dicho que deberían poseer los «hombres de verdad». Alienado, frustrado, cabreado, puede atacar, agredir y oprimir a una mujer o a mujeres, pero no cosecha beneficios positivos de su apoyo y perpetuación de la ideología sexista. Cuando golpea o viola a las mujeres, no está ejerciendo su privilegio y cosechando recompensas positivas; puede que se sienta dominación satisfecho ejerciendo la única forma de que se le permite. Es la estructura de poder masculina de la clase dominante que fomenta su abuso sexista de las mujeres quien cosecha los beneficios materiales reales y los privilegios a partir de sus acciones. Mientras él siga atacando a las mujeres y no al sexismo o al capitalismo, ayuda a mantener un sistema que le concede es muy pocos beneficios y privilegios, si es que le concede alguno. Es un opresor. Es un enemigo de las mujeres. También es un enemigo de sí mismo. También está oprimido. Su agresión contra las mujeres no tiene justificación. Incluso aunque haya sido socializado para actuar como lo hace, existen movimientos sociales que lo capacitarían para luchar por su autorecuperación y liberación. Al ignorar ignorar esos movimientos, decide seguir siendo a la vez opresor y oprimido. Si el movimiento feminista ignora su problema, desdeña su dolor o lo despacha como otro enemigo masculino más, entonces estamos disculpando sus actos de manera pasiva. (126-127)
Error de igualar violencia a masculinidad:
Al igualar militarismo y patriarcado, las mujeres que defienden el feminismo a menudo estructuran sus argumentos de tal manera que apuntan al hecho de que ser varón es sinónimo de ser fuerte, agresivo y de querer voluntariamente dominar y ejercer violencia sobre los demás; ser mujer sería sinónimo de debilidad, pasividad y de querer voluntariamente nutrir y validar las vidas de los demás. Ese pensamiento dualista es la base de todas las formas de dominación social en la sociedad occidental. Incluso cuando se invierte y se emplea para un fin importante como el desarme nuclear resulta peligroso en tanto refuerza las bases culturales del sexismo y otras formas de opresión grupal. Fomenta una nocion estereotipada de las diferencias inherentes entre hombres y mujeres, que implica que las mujeres, en virtud de su sexo, no han hora de jugado un papel crucial a la apoyar y defender el imperialismo (y el militarismo que sirve para conservar el dominio imperialista) o cualquier otro sistema de dominación. Incluso si se argumenta que los hombres han sido adiestrados para equiparar la masculinidad con la capacidad de ejercer violencia y que las mujeres han sido adiestradas para equiparar la feminidad con la capacidad de nutrir, el hecho sigue siendo que muchos hombres y mujeres no se conforman con estos estereotipos. Más que clarificar el poder que las mujeres ejercemos en la perpetuación de los sistemas de dominación y diseñar estrategias para la resistencia y el cambio, la mayor parte de los debates feministas sobre el militarismo distorsionan todavía más el papel de las mujeres. 196-196